Resumen de uno de los cuentos clásicos más famosos de todos los tiempos
Escrito originalmente por el escritor escocés James Matthew Barrie para una obra de teatro, narra las aventuras de Peter Pan, un adolescente muy singular que, junto a su inseparable hada y amiga Campanilla, visita cada noche a Wendy para escuchar las historias que les cuenta a sus hermanos antes de dormir. Sin embargo, un día Wendy sorprende a Peter Pan, quien la convence para visitar el País de Nunca Jamás. Un viaje lleno de peligros, desafíos y persecuciones en los que también les aguarda muchos momentos divertidos mientras aprenden a confiar el uno en el otro y consolidan su amistad. Sin duda, una de esas historias infantiles clásicas que todo niño debería leer al menos una vez en la vida.
Peter Pan y el País de Nunca Jamás, una historia llena de aventuras para los niños
Había una vez, en las afueras de Londres, tres hermanos que se llamaban Wendy, John y Michael. La hermana mayor, Wendy, siempre les contaba historias para dormir a sus hermanos pequeños. Cada noche les narraba un cuento diferente, pero sin duda, el favorito de todos era el que ocurría en un lugar lejano, conocido como “El País de Nunca Jamás”, donde vivían Peter Pan y el hada Campanilla. Allí ningún niño se convertía en adulto y podían jugar y divertirse para siempre.
Noche tras noche esos maravillosos cuentos sobre la vida de Peter Pan cobraban vida en la habitación hasta que los niños se dormían y Wendy se iba a la cama. Sin embargo, una noche, cuando ya el sueño había comenzado a invadir sus ojos, los niños divisaron una lucecita que se movía en el interior del cuarto. Trataron de distinguir qué era lo que provocaba esa pequeña luz, y de pronto se sorprendieron al ver que en su habitación ¡estaba Campanilla!, la pequeña hada que siempre acompañaba a Peter Pan.
Poco después, sintieron un ruido en la ventana y al asomarse se encontraron con que ¡era el mismísimo Peter Pan! Animados, comenzaron a hablar con Peter Pan y a contarle cuán felices estaban de conocerle. Prendado por el cariño de los niños, Peter Pan les propuso viajar junto a él y su pequeña amiga Campanilla para que conociesen el País de Nunca Jamás, el lugar donde vivían los niños eternos. Y para que no sintieran miedo les dijo:
– Campanita os ayudará. Ella tiene un polvo mágico que si lo esparce encima de vuestros cuerpos podrán volar y surcar los cielos como siempre han querido hacer.
Ni cortos ni perezosos, los niños accedieron, no sin antes contar con la aprobación de su hermana mayor. Y, tras recibir el polvo mágico de Campanilla, los cinco emprendieron el viaje hacia el País de Nunca Jamás. Cuando estaban llegando Peter Pan divisó una embarcación y les alertó:
– Ahí va el barco de Capitán Garfio, deben tener mucho cuidado con él y su tripulación. El capitán Garfio es un hombre feroz, aunque es curioso que le teme al “tic tac” del reloj. Esto porque en una ocasión un cocodrilo le comió una mano con el reloj incluido y desde entonces, se pone en alerta cada vez que escucha ese sonido. En cualquier caso, es un hombre muy peligroso, así que no os acerquéis.
El viaje estaba siendo todo un sueño para Wendy y los niños. Sin embargo, Campanilla no estaba tan feliz, estaba un poco celosa porque Peter Pan tenía muchas atenciones con Wendy y la estaba descuidando a ella que siempre había sido su amiga. Así que se dio un poco de prisa con el propósito de llegar antes a la casa donde estaban los niños del País de Nunca Jamás. Al llegar les dijo que junto a Peter Pan volaba un pájaro al que debían disparar. Ni cortos ni perezosos los niños se lanzaron a defender a su amigo y dispararon una flecha, que, a pesar de hacer que Wendy perdiese el equilibrio y cayese al suelo, no la logró herir.

Peter Pan acudió a su ayuda y, tras ver que no se había hecho daño, siguieron el camino hasta que finalmente llegaron a la casa. Bastaron 5 minutos para que Wendy y sus hermanos fueran aceptados por todos. En cuestión de días Wendy se convirtió en una especie de madre para los pequeños, los cuidaba muy bien a todos incluyendo a sus hermanitos y al propio Peter Pan. Todo era felicidad en la casa y como se mantenían al margen de los terribles piratas del capitán Garfio estaban a salvo. Sin embargo, los piratas descubrieron que habían llegado nuevos habitantes a la casa, organizaron una emboscada y lograron capturar a Wendy, Michael y John.
El capitán Garfio usaba todas las herramientas que tenía a su alcance para conseguir destruir a Peter Pan, el salvador de los niños, y evitar que rescatara a los pequeños. En esta ocasión, para lograr su objetivo, aprovechó que Campanilla sentía envidia del cariño que Peter sentía por Wendy y trató de usarla en su contra. Su objetivo era envenenarlo, y para eso, mientras dormía dejó caer unas gotas de veneno.
Al despertar Peter Pan se dispuso a tomar el agua, pero Campanilla arrepentida de lo que había hecho, voló rápidamente y le tiró el vaso de agua. Mientras el vaso caía, le salpicaron unas cuantas gotas, suficiente para que un hada muriese. La única forma que tenían de salvarla era logrando que todos los niños creyesen en las hadas y en la fantasía. Así que Peter Pan se encargó de ello y gracias al poder de imaginación de todos los niños Campanilla logró salvarse.
Mientras esto ocurría Wendy y sus hermanos aún permanecían prisioneros. Cada vez faltaba menos tiempo para que fueran arrojados al mar con las manos atadas a la espalda. Fue en ese momento cuando se escuchó una voz que dijo:
– ¡Capitán Garfio, aquí estoy! ¡Ven y pelea conmigo!
Peter Pan había sido alertado por Campanilla y había salido rápidamente para poder salvar a sus amigos de la muerte. Comenzó la pelea, fue intensa y duró precisamente hasta que se comenzó a escuchar el tic tac, tic tac que tanto atemorizaba al capitán Garfio. Fue tanto el nerviosismo que sintió Garfio que tropezó y cayó al mar, y es muy probable que aún siga huyendo de ese terrible cocodrilo que no lo deja de perseguir ni un solo segundo. El resto de los piratas siguieron los pasos de su capitán y se lanzaron al mar mientras los niños se reían a carcajadas.
Tras la aventura, los tres hermanos deseaban volver a casa pues echaban de menos a sus padres, así que decidieron emprender el camino de vuelta. Peter Pan junto a los niños les pidieron una y otra vez que no los abandonaran y que siguieran con ellos ahí para siempre siendo niños. A pesar de las insistencias estaban decididos, así que partieron con la ayuda de Peter, quien ya casi a punto de llegar les dijo:
– Nunca pierdan ese niño que tiene dentro, ni abandonen su fantasía ni la imaginación.
– No lo haremos jamás – respondieron los tres pequeños.
– Gracias por esta aventura tan increíble – dijeron los tres hermanos.
Así, los niños, Campanilla y Peter se despidieron de sus nuevos amigos y rápidamente pusieron rumbo a las estrellas para atravesarlas y llegar al País de Nunca Jamás.
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